Lees azúcar y huyes. El café con edulcorante. O solo. El azúcar en la mesa no.
Y, sin embargo, en toda esta lucha contra el azúcar no hemos sido capaces de quitarnos el dulce de la cabeza.
No nos salvamos nadie. A los del maltitol los tenemos crucificados. A los del azúcar de toda la vida intentamos traerlos entre todos al lado «healthy». A los que defendemos la sucralosa y el eritritol cada vez que abrimos la boca nos plantan el típico estudio que hicieron hace unos años en ratas sobredosificadas con ese edulcorante. Ninguno nos libramos de la quema. Todo muy pro.
En nuestras redes se nos suele preguntar acerca de la moda de los dátiles.
Let’s go.
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Y ahora, el dátil
Mucho se habla de los dátiles y de sus bondades. Hay una corriente negacionista de TODOS los azúcares tecnológicos (y es que el desconocimiento es tan atrevido como insultante) que aboga, en los últimos años, por usar dátiles en lugar del azúcar común.
¿Por qué no? Si el dátil es saludable, cualquier cosa que se haga con ellos lo será. ¿Estamos o no estamos?
Es cierto que el dátil tiene muchas bondades: si se consumen de forma íntegra conservan sus propiedades y además son una fuente de fibra que retrasan la carga glucémica (el azúcar es «gestionado» de forma más eficiente en el cuerpo) y todo ese blablabla.
Hace unos años ya empezamos a tirarnos de los pelos cuando el zumo de naranja natural ya no era tan bueno como pensábamos
En efecto. Cuando nos empezaron a contar y a demostrar que la fruta no tenía las mismas propiedades en función de la manera en que se consumía se nos vino un mito abajo.
Y es que la OMS nos plantó encima de la mesa una nueva distinción: los azúcares simples (que se añaden) y los azúcares intrínsecos (los que están presentes de forma natural en frutas y verduras EN-TE-RAS).
Todo lo que son zumos, mieles, jarabes y concentrados son considerados como azúcares simples, pues en el proceso de triturado y concentrado se eliminan fibras y otros nutrientes y los azúcares acaban resultando un producto mucho más elemental y básico.
Y qué pasa, ¿que el dátil es diferente?
El dátil está ahora de moda Y cuando algo se pone de moda, todo vale. Acuérdate de las bayas de goji, comías 12 y te curaban el cáncer.
Algo así decían también de la soja. Y ahora es un alérgeno.
Es un hecho, y ya todos los que estamos por aquí, que la fruta es siempre mejor en su forma entera que triturada, licuada o similares… ¿sí?
Esto lo llevan defendiendo a capa y espada aquellos que defienden la comida real. Pero a la vez defienden el uso del dátil para endulzar. Y entonces nos preguntamos… ¿y el dátil no se tritura? ¡WTF!
Todo eso de los azúcares libres y no libres está muy bien, pero un dátil triturado, machado y (o no) maltratado es tan sano o insano como un zumo de naranja recién exprimido.
Cuando el río suena, agua lleva
Partimos de que quienes han accedido a la filosofía «datil» (sin acento en la a) ya de por sí, en la mayoría de ocasiones, no están llevando una dieta saludable, pues seguro que vienen de consumir azúcar de mesa.
Y además, con la mano tocando el fuego pero aún sin quemarnos, apostamos a que ni tan siquiera son capaces de distinguir entre un azúcar simple de uno complejo.
Una tarta, hecha con dátiles o con azúcar, sigue siendo una tarta. Cuando se usan dátiles procesados, estos actúan como el azúcar.
Además, si te fijas, tienen casi el mismo porcentaje de azúcar que la conversión «Unreal» y en cuánto a calorías la diferencia, si la hay, es mínima.
Si una tarta debes consumirla de forma ocasional, una tarta de dátiles debes consumirla de forma ocasional. Es lo mismo.
es que, hacer un bizcocho con pasta de dátiles es igual de bueno o de malo que hacerlo con azúcar común. Del blanco. Del peor. Del de marca blanca. El más barato de todos.
¿Y qué pasa con eso de que hay que huir de alimentos hiperpalatables?
Como si el dátil no lo fuera, vamos. Hablamos de un producto que no podemos encasillar en los «ni fú ni fá». O eres PROdátil o ANTIdátil. No hay término medio.
Si estás en el equipo de fan de los dátiles sabes que es peor que el chocolate. Palatable a más no poder.
Que alguien nos explique esta incongruencia.
De qué están compuestos los dátiles
El dátil es una fruta con muy cantidad de agua. Desglosando, y en función de la variedad y el momento de la recolecta, podríamos, a grandes rasgos, y con perdón a los sibaritísimos prodátil, de la siguiente manera:
- 60-80% azúcares
- 5-10% fibras
- 0,5% grasas
- El resto: agua
¿Estamos ante un give me your money?
Que hagas tu «postre fav» o te dediques fines de semana en mejorar la versión «fat» por la versión «real» no tendrá ningún beneficio. De hecho, ¿sabes quién será el único que lo note? Tu bolsillo.
Eso sí, consigues algo mega dulce sin «ni una cucharadita de azúcar»… en fin… a ver hasta dónde es capaz de llegar este negocio.
Si te gusta leer etiquetas sabes de qué estamos hablando
Si eres de leer etiquetas y tienes un poco de conocimiento, que es que sí, sabes las triquiñuelas que hay para que, lo que en principio es una bazofia como la copa de un pino, se acabe convirtiendo en rosa es una rosa carmesí.
Ya sabes, llevamos muchísimo tiempo luchando contra este asunto con el tema del maltitol. Pues ahora parece que el dátil se apunta a la fiesta.
No es que sea bueno o no bueno, es que usado como tal es tan bueno o tan malo como lo que tanto critican algunos.
Conclusión
Endulza con lo que más te guste. Sé responsable y consume todo con moderación. No hay más.